“La cuchara se estrellaba alrededor de la taza con furor y dolor, removía turbias y cálidas olas con todas las cosillas vivientes que contenía. Las tragó triunfante, porque había ganado; y estaba desesperada, porque, una vez engullidas y fuera de la vista, las cositas se vengarían de ella.
Todo tenía vida. El piso lastimaba a los zapatos, los cuales, a su vez, hacían sufrir a los pies. El mantel rozaba su vestido, éste se estrujaba contra los muslos. Por todas partes, dolor.
No existía la soledad. Jamás se podía estar solo. Siempre hay que tocar cosas y, a su vez, éstas lo tocan a uno. Se debe tragar y ser tragado, tener cosas dentro del cuerpo… cosas vivas…”
MILLAR, Margaret. Las Rejas de Hierro. 2da ed. Emecé Editores. Buenos Aires. 1953. p. 159.
Abonner på:
Legg inn kommentarer (Atom)

Ingen kommentarer:
Legg inn en kommentar